El estado de San Luis Potosí vive una semana marcada por manifestaciones que, aunque legítimas en su causa, han desatado un severo colapso en la movilidad urbana. En tan solo tres días, se han registrado varias protestas con bloqueos totales o parciales en arterias fundamentales como la avenida Carranza, Salvador Nava, y accesos a la zona centro, afectando a miles de automovilistas.
“Estuve más de dos horas para avanzar lo que normalmente hago en veinte minutos. Estoy de acuerdo con que la gente proteste, pero esto ya es insostenible”, comentó Mariana López, conductora atrapada en medio de una de las movilizaciones esta semana.
Los embotellamientos generados han tenido efectos en cadena: retrasos en el transporte público, complicaciones para servicios médicos y afectaciones a comercios en las zonas bloqueadas.
“Tenemos derecho a circular, igual que ellos a protestar, pero debe haber reglas claras. No puede ser que todo se paralice cada vez que alguien cierra una calle”, reclamó Luis Ramírez, conductor de una plataforma de transporte privado.
Especialistas en urbanismo y movilidad han advertido que la falta de una regulación clara sobre las rutas y horarios para este tipo de movilizaciones está empeorando un problema estructural que San Luis Potosí ya venía arrastrando: un sistema vial sobrecargado y mal planificado.
Sectores ciudadanos y empresariales han comenzado a exigir a las autoridades locales y estatales la implementación de una normatividad que permita conciliar el derecho a la libre manifestación con la necesidad de garantizar la movilidad en la ciudad.
Mientras las calles siguen siendo escenario de protestas, la vida cotidiana de miles de potosinos continúa atrapada en medio del tráfico y la incertidumbre.
You must be logged in to post a comment Login