Ni el tifón Wipha ni las intensas lluvias que azotaron Filipinas impidieron que una pareja celebrara su boda en la emblemática iglesia de Barasoain, en Malolos, capital de la provincia de Bulacán. Aunque el templo se encontraba parcialmente inundado debido a las precipitaciones provocadas por el fenómeno meteorológico, los novios decidieron seguir adelante con la ceremonia.
A pesar de haber previsto la posibilidad de inundaciones, la pareja optó por no posponer el evento. “Simplemente reunimos el valor suficiente”, declaró el novio, Verdillo. “Decidimos hacerlo hoy porque es un sacrificio en sí mismo. Pero habría más sacrificios si no seguíamos adelante”.
La novia, Aguilar, caminó por el pasillo con su vestido blanco, mientras la cola flotaba en el agua que casi alcanzaba sus rodillas. Al final del recorrido la esperaba Verdillo, vestido con el tradicional Barong Tagalog, prenda típica filipina para ocasiones especiales.
Los ahora esposos llevan más de una década juntos y consideran que esta boda, en medio de la adversidad, es un reflejo de los retos que han superado. “Siento que los desafíos no terminarán. Este es sólo uno más que hemos vencido”, añadió el novio.
Pese a las complicaciones por el mal clima, familiares y amigos lograron asistir a la ceremonia. “Verás que el amor prevaleció porque incluso contra la tormenta, la boda continuó”, dijo Jiggo Santos, uno de los invitados. “Es una boda extraordinaria”.
El emotivo acto ha sido visto como un símbolo de resiliencia y amor incondicional, recordando que a veces los momentos más difíciles se convierten en los más memorables.
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