El panorama de la literatura mexicana vivió un fortalecimiento significativo en 2025 gracias a la presencia y el reconocimiento de autoras de pueblos originarios y comunidades afromexicanas, quienes consolidaron espacios históricamente negados y aportaron nuevas miradas desde sus lenguas, territorios y memorias colectivas.
En el Palacio de Bellas Artes se llevaron a cabo diversos encuentros que reflejaron este avance, en el contexto del Año de la Mujer Indígena. A través de la poesía y la narrativa, las creadoras abordaron temas como la igualdad, la defensa de la identidad cultural y la permanencia de los saberes comunitarios.
En marzo se celebró el Recital de Poesía en Lenguas Originarias, un hecho inédito en el principal recinto cultural del país, donde se compartieron visiones del mundo, resistencia y celebración a través de la palabra. Más adelante, durante el Encuentro Nacional de Escritoras en Lenguas Indígenas, diez autoras presentaron universos poéticos cargados de simbolismos y musicalidad, acompañadas por un breve recital de la soprano María Reyna.
En agosto, el recinto volvió a abrir sus puertas al primer Encuentro Nacional de Escritoras Negras-Afromexicanas, que reunió a una decena de poetas cuyas obras reflejan la herencia cultural, la lucha histórica y la diversidad generacional de sus comunidades. La velada giró en torno a la memoria, el orgullo identitario, la defensa de las tradiciones y la exigencia de justicia frente al racismo, la xenofobia y la desigualdad.
Durante la entrega del Premio de Literaturas Indígenas de América, la narradora tsotsil María Victoria Díaz Ruiz destacó la importancia de alzar la voz y reconocer la literatura como una herramienta para expresar lo que durante años fue silenciado. En este contexto, la escritora zapoteca Andrea Gómez obtuvo el primer Premio Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas por su obra Xaga tlhaz (Mejillas de durazno), mientras que el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2025 fue otorgado a Margarita León por su poema en otomí/hñähñu Pothe/Manantial.
El año también estuvo marcado por la conmemoración del centenario del nacimiento de Rosario Castellanos, figura clave en la visibilización de las comunidades indígenas desde la literatura, con múltiples actividades culturales en su honor. Asimismo, la escritora y periodista Elena Poniatowska fue reconocida con el nombramiento de una sala del Senado de la República.
En el ámbito internacional, la narradora y ensayista Cristina Rivera Garza figuró entre las candidaturas al Premio Nobel de Literatura y publicó una nueva obra ensayística. Además, se anunció la adaptación cinematográfica de uno de sus libros más reconocidos, y tuvo una presencia destacada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, cuya edición número 39 rompió récord de asistencia con cerca de 953 mil visitantes.
La feria contó con la participación de autores de renombre internacional y fue escenario de lanzamientos editoriales de gran impacto. También se destacó la presencia de la narradora mexicana Dahlia de la Cerda entre las finalistas del Premio Booker Internacional 2025.
Aunque la visibilidad de las escritoras aumentó a nivel global, la mayoría de los principales premios literarios fueron concedidos a autores varones, con algunas excepciones relevantes en poesía y creación literaria internacional.
El año cerró con la pérdida de figuras fundamentales de la literatura mundial, entre ellas Mario Vargas Llosa, último representante del boom latinoamericano, y el escritor keniano Ngũgĩ wa Thiong’o, considerado una de las voces más influyentes de África oriental.
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